Filosofando...

Diciembre, mes de los buenos deseos, nuevos proyectos y programación de un nuevo futuro. Un mes capaz de reunir a familias, de recordar amistades, de pensar más de la cuenta en los errores pasados. Y si ya son pasados ¿para qué pensar? Un mes acelerado, preparativos y compras, cenas de empresa y regalos…¿por qué regalos? !Ah¡ si... por aquello de la tradición. Quizás estoy divagando, nunca me ha gustado la navidad en mi infancia era una fecha especial, muy especial... la más especial del año. Era especial porque ellos hacían especial cualquier fecha. Y la hacían especial para mí, sin saber que yo era feliz con ellos pasando de celebraciones. Navidad, navidad, dulce navidad... Ahora no me inquieta la navidad, quizás en un futuro… Ahora la recibo como cualquier fecha festiva marcada en color rojo en nuestro calendario. Pedir deseos ha pasado a la historia ¿creemos en los deseos? Claro que si, otra cosa es creer que por ser navidad se harán realidad. Otra cosa es pensar que el espíritu navideño nos hace a todos mejores, y que el año próximo lo seremos más todavía. Navidad, navidad, dulce navidad... Miro por mi ventana me veo reflejada en el cristal, no me veo como soy ¿Cómo voy a ver reflejado el futuro? ¿Cómo imaginar un futuro sin saber vivir el presente? Deseamos, buscamos, sentimos, queremos, soñamos… y no hacemos daño con ello. He pecado de filosofar, de no tomar decisiones acertadas en su momento. He pecado de no hacer reír, de mostrarme fuerte cuando me he sentido débil. Pero no voy a pecar con el silencio. Voy a hacer aquello que me gusta, a vivir la libertad a mi manera con obstáculos o sin ellos. A vivir que son dos días de los cuales tres son malos. Que todos vuestros deseos se cumplan, da igual sin es en diciembre o en enero. Celebrarlo con un traguito de cava, mate, tequila, agüita fresca !que más da¡ un deseo concedido es para celebrar. Navidad, navidad, dulce navidad...